Sobremesa: «Hablemos de amor»

  • 14 febrero, 2019
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Por: Sandra Marbán, Coach familiar.

Hablar del amor en estos tiempos, es como hablar del chupacabras… pues aunque la mayoría disfruta ver temas relacionados a éste, consideran que solo es una fantasía, una invento, algo que “vende”, pero también existe la contraparte que hasta asegura haber tenido una “experiencia cercana”.

Pues sí, viviendo de la época de la autosuficiencia, en la época creída en que todo lo puedes y no necesitas de nadie más, fiel creyente de “solo haz lo que te haga feliz”, en donde se ha confundido el individualismo con el egoísmo; estamos ansiosos de amor,  cualquiera que entre a redes sociales puede observar que emocionalmente sucede lo contrario, que el ser humano supremo sigue en búsqueda de ese amor que nada dista del “Romeo, Romeo en dónde estás que no te veo”.

Pero entonces, ¿Qué el amor? Fromm afirma que es un arte, los químicos (algunos) que solo son reacciones del organismo. Existe también el amor telenovelesco, muy a la mexicana que solo es drama y pasión, Disney habla de príncipes y princesas, el cine comercial del romanticismo exacerbado, la biblia habla de un amor superpoderoso que puede con todo… y con tantas expectativas por cumplir las personas andan por ahí deambulando y dando de topes sin saber realmente que es lo que cada uno de ellos espera, o peor aún lo que cada uno ofrece.

Vivimos en la época más liberal de la historia, pero también la más violenta (tomando como referencia que debiéramos ser más racionales en función de que hemos evolucionado) y esto se debe, en gran medida, al inmenso estrés al que estamos sometidos, hoy día hasta una declaración de noviazgo debe ser un verdadero show, algo digno de subir a las redes sociales como parte de nuestro propio reality, pues de lo contrario, simplemente no se nota el amor que una pareja se tiene, la aprobación pública se ha vuelto el pan de cada día y al ser todo tan público, ¿en dónde ha quedado la intimidad?, lo que a mi realmente me importa.

¿Tu crees que realmente amas a tu pareja o has amado a alguien? Si tuvieras que platicarme por qué lo o la amabas, ¿qué me dirías? Si respondes con: porque ME trata bien, porque ME comprende, porque ME cuida, porque estaba al pendiente (DE MÍ) porque es detallista (CONMIGO), lamento decirte que podríamos poner en tela de juicio si hubo amor.

Amar, es encontrase con el otro “Nadie ama lo que no conoce”, dijo San Marcos; y es verdad, amar al otro es verlo como realmente es y amarlo por ello, no por las atenciones que tiene contigo, no por lo que hace, se ama por lo que es; y no es que los defectos no existan o que ames hasta sus defectos, eso no existe, amar al otro es saber que como ser humano no es perfecto y que al ser educado en un contexto diferente al tuyo, posee una cultura y educación distinta, que la escala de valores puede tener sus dispares, que por supuesto y afortunadamente no piensa igual que tú, que le puede gustar el arroz con huevo estrellado o no, y no pasa absolutamente nada.

Tampoco se trata de tolerar lo intolerable, porque aún sabiendo que es una persona violenta o delincuente, la amas; el amor edifica, construye, genera, ilumina; si no es así puede ser cualquier otra cosa pero no es amor, amar a otro es conocer sus defectos, errores y saber que no contravienen con tu propia esencia; entonces, el primer paso para amar es conocer tu propia esencia, qué eres, al conocerte y reconocerte, sabes tus gustos, tus cualidades, tus necesidades, tus defectos, tus carencias, sabes quién puede complementarte y también conoces qué ofreces.

Lo de las reacciones químicas es real, pero es no es amor, eso sucede en la etapa de enamoramiento; en donde tu pareja es una super pareja, lo ves como lo más maravilloso, inalcanzable, sublime, inefable… pero todo ello cumple con la frase “el amor es ciego”, porque en realidad con tanta dopamina, sí actuamos como dopados y faltos de juicio y vemos lo que queremos ver, cuando nuestro organismo vuelve al equilibrio, entre tres y cuatro meses, se nos cae la venda de los ojos, nos baja la emoción y hasta parece que ya dejamos de querer, porque las mariposas se han calmado y como que “no se siente igual”, es verdad, afortunadamente no se siente igual porque la dopamina ha disminuido y nuestro juicio vuelve a aparecer, por eso es importante saber que el amor no son emociones, es una decisión de cada día, uno sí elige a quién ama, después de que realmente lo has visto y conocido, las emociones son pasajeras, como el enamoramiento lo es, por ello la primera gran prueba que supera el amor, son esos tres o cuatro meses, si recuerdas alguna o muchas de tus relaciones que eso duraron es por ese proceso químico, porque sí estabas enamorada, pero no amabas.

¿El amor consiste en una entrega total? Si, en eso consiste… las nuevas tendencias dirán que es mentira, que te des poco a poco y a cuenta gotas, porque uno nunca sabe… además si te entregas, ¿con qué te quedas? Tú esforzándote y para qué… ¡faltos de fe y de esperanza!, cuando el amor es verdadero no duda, no teme, porque sabes que, aunque te entregues por completo no te quedarás vacía porque la otra persona se está entregando igual y entonces existe algo tan mágico de enriquecimiento mutuo que, lejos de vaciarte te engrandece.

Y te vuelves humilde para saber que no eres protagonista en la relación, por el contrario, estás al servicio del otro, no como servidumbre sino en un proceso de darte, de volcarte en quién crees y a quien elegiste,  entendiendo que ceder no está mal, que hacer tu voluntad no te hace más fuerte, que la conexión de las almas se vuelve lo más valioso, porque incluso sin decirlo te sabes amada y amante.

Entonces es cuando puedes ser compañera de vida, conociendo tu individualidad y la del otro, sabiendo que son dos personas distintas en comunión, esa es la paradoja del amor, ser uno sin dejar de ser dos, cuando amas y sabes que es así, todo es mucho mejor, porque hablas con amor, ríes con amor, duermes con amor, discutes con amor, enfrentas con amor y no lastimas.

Amar es conocer, es darte y sentir placer al hacerlo. Ya lo decía San Agustín “Ama y haz lo que quieras”

Feliz y amoroso día.