Escrito por: R. Carlos Teyssier

A proposito de lo recién trascendido con el tema Covarrubias, les voy aclarar el panorama.
El que quiere que lo amen, hace que lo odien… quien quiere ser una marca amada, tiene que ser una marca odiada; esto no quiere decir que se debe buscar el rechazo de la gente, más bien lo que se pretende es tomar postura. Elegir un bando.

Se necesita estar de uno u otro lado… porque el que se queda en medio, es arrollado.
Cuando se elige un bando pierdes a muchos que se identifican con la postura contraria… es cierto, pero a cambio, ganas a todos los que piensan como tú, y como saben en el marketing nada mueve más que las emociones.
Hasta el Apocalipsis lo señala… el que es tibio, y no frío ni caliente, será rechazado.

La marca Covarrubias viene haciendo eso desde sus inicios para llamar la atención a como de lugar, y aunque en temas mercadológicos es valido, es un arma de doble filo si no se sabe controlar. Miguel Ángel busca el reflector y lo ha conseguido. Recordemos que lo que verdaderamente lo saco a la luz no fue su buen trabajo como munícipe, más bien fue su detención en Los Cabos por orinarse en un taxi turístico, el plagio del discurso de la afamada serie “House of cards” que igual lo puso en el panorama nacional, las innumerables ocasiones donde ha tomado el pleno como diputado para alzar la voz, exigir y/o denostar a sus compañeros opositores de partidos, y a la reciente toma de la presidencia por una supuesta violación a los derechos de su familia.

Cascarrabias necesita encontrar a un enemigo siempre… y hacer que su marca sea un paladín contra él… no importa cual sea el tema… se busca un enemigo, lo encuentra… y después busca salir victorioso.
Se vienen tiempos electorales y justo Covarrubias Family está aprovechando el temporal que se avecina para “trabajar” o mejor dicho hacer bulla.

El tiempo nos dirá si fue buena la estrategia, o con tanta faramalla se le viene abajo el teatrito de querer gobernar el estado; uno de sus objetivos que a leguas se nota que busca.

Usted como lector y elector, tiene la mejor decisión de salvarle o crucificarle.